Por: Sara Cristina Tejada
Politóloga y fotógrafa
Daian Alexa Muñoz
Diseñadora gráfica.
Una conversación entre dos mujeres
Constelaciones Históricas encuentra líneas imaginarias entre dos mujeres: una indígena y una campesina, para encontrar en sus caminos las pistas de un mundo más justo para las mujeres. Aquí entretejemos sus vidas, trayectorias y principales transformaciones.
Mirar al cielo para ver las estrellas es una vieja práctica. Desde siempre hemos buscado explicaciones en la bóveda celeste, explicaciones sobre nuestro origen como seres humanos y guías para saber adonde ir o caminar. Lo que sabemos hoy de las estrellas y las galaxias es que estamos mirando al pasado, la intensidad que nos llega de ellas ocurrió años luz atrás y como un intento de darle sentido a esa luz dibujamos líneas traslúcidas entre ellas, formamos constelaciones, una aparente relación imaginaria para crear sentidos de existencias. Así buscamos retratar a las mujeres históricas que han caminado procesos organizativos mixtos y que han construido desde adentro, la necesidad de hablar desde y para los derechos de la mujer.
En este escrito buscamos la relación en la vida de dos mujeres de la ruralidad caucana, que se organizaron para defender los derechos de las comunidades indígenas y campesinas, y dentro de estos procesos formaron una revolución por y con otras compañeras. Vemos en ellas dos estrellas que han iluminado territorios diferentes, trazamos nodos entre sus vidas para pensar la memoria que une al pasado con el presente, en una red de constelaciones que cruzan los caminos para imaginar nuevos mundos.
Carolina Sánchez nació en Popayán, es una campesina lideresa que trabaja en ORDEURCA. Desde hace ocho años se declara feminista. Nelly Valencia Yule es una mujer indígena, ex-gobernadora y ex-coordinadora del Programa Mujer del CRIC entre los años 2017 y 2018.
El 29 de abril de 1989 la constelación de Tauro estaba espléndida, ese día había llovido y asomaba al mundo en Popayán Carolina Sánchez. Sus caminos de participación política la han llevado a declararse feminista desde hace 8 años, y a organizarse como mujer campesina y lideresa en la Organización para el Desarrollo Urbano y Campesino del departamento del Cauca (ORDEURCA). 21 años atrás, en un diciembre y también entre lluvias, se dibujaba la constelación Capricornio en el cielo mientras nacía una niña Nasa. Nelly Valencia Yule conoció la luz del mundo en Jambaló a las nueve y media de la noche de un 24 de diciembre de 1968. Las luchas de estas dos mujeres no solo se entrelazan en medio de las complejidades de un territorio como el Cauca, donde han trabajado firmemente por la defensa de los derechos humanos, el territorio y los derechos de las mujeres; veremos también cómo se conectan sus miedos, sus retos y las fuerzas que han tenido para resistir.
La historia en general, y la de los procesos políticos en particular, se organiza y clasifica en triunfos y derrotas, en estrategias y cambios logrados, es decir, en la capacidad de construir comunidad y borrar lo que se identifica como nocivo o diferente, pero enfocándose solo en los resultados y desconociendo muchas veces los procesos y aportes de lo cotidiano. El Cauca carga con una larga trayectoria de tensiones en este sentido, de este territorio han surgido grandes movimientos sociales que han puesto en cuestión la idea de una historia única contada desde los centros urbanos. Sin embargo, cuando nos adentramos en las cronologías de estos triunfos o de estas derrotas, aparecen solo nombres masculinos, hombres que organizan pueblos, hombres que transforman y luchan. De esta manera, la dirigencia, la organización y la lucha adquiere un sentido masculino y por el contrario lo femenino se asocia a la obediencia, a la pasividad y esa falta de visibilidad es precisamente lo que motiva esta búsqueda, y la necesidad de rastrear ¿En dónde han estado las mujeres? ¿Qué carácter tiene su resistencia? ¿Cómo se han organizado? ¿Cuál es su lucha y cómo se conectan con otras reivindicaciones sociales?
La estela de luz que dejan las mujeres que han contribuido a los procesos de organización en el Cauca se refleja muy bien en la frase que Nelly Valencia Yule nos comparte desde el resguardo El Peñón, Sotará: “Las mujeres resistimos dentro de las resistencias”. Ella se refiere a la doble lucha que asumen las mujeres en la búsqueda por un mundo mejor para los pueblos indígenas, y al mismo tiempo en la búsqueda de un mundo libre de violencias machistas. Por su parte, Carolina Sánchez, mujer campesina, también nos comparte una frase fundamental: “si queremos construir un proceso bonito y revolucionario, no podemos hacer trizas la vida de las compañeras, no queremos territorios llenos de mujeres tristes”.
Parece incómodo pensar procesos organizativos con tales contradicciones, donde a la incomodidad se responde con el ocultamiento, donde se borra sistemáticamente a las mujeres que han sido responsables de abrir espacios de reflexión y que han transformado sus comunidades hacia adentro y hacia afuera. Es un borramiento que va desde invisibilizar las prácticas de cuidado que han sido el sustento de los procesos organizativos en sus hogares, las asambleas, las mingas y las escuelas, hasta los aportes intelectuales y reflexivos de mujeres que se han enfrentado a los retos de los estereotipos de género y a los discursos conservadores para ocupar espacios de participación política. Por eso la urgencia de hacer memoria y la necesidad de mirar hacia atrás. Es imprescindible volver a mirar las trochas que han abierto y las dificultades que esos andares han supuesto para recopilar los relatos que nutren estas constelaciones históricas.
Estrellas de largo caminar
Nelly Valencia Yule tiene sus orígenes y su ombligo en los territorios de Jambaló, de donde eran sus abuelos maternos. Después se desplazó a Corinto y posteriormente a El Pedregal, en Tierradentro, para finalmente hacer su vida en el resguardo El Peñón, en Sotará, de donde fue gobernadora y cabildante. La historia de lucha de Nelly está atravesada por procesos de resistencia y resiliencia. En el 2008, tras el asesinato del gobernador Raúl Mendoza, asumió el cargo de gobernadora Francy Miley Gutiérrez, en medio de una recuperación de tierras. Es allí cuando Nelly se involucró de lleno en el proceso organizativo. Cuenta que fué un momento traumático y de mucho miedo para la comunidad, puesto que era perceptible la relación entre la recuperación de tierras y el asesinato del gobernador. Ella comenzó a actuar como lideresa en respuesta a un momento delicado lleno de muerte y miedo, pero también de apoyo a una nueva gobernadora, en la búsqueda por construir, como ella misma lo refiere, lazos de sororidad. La idea de aportar a la defensa de los derechos de las mujeres aparece de manera más directa en la vida de Nelly por medio de un volante en la calle. Ella no recuerda si fue un 8 de marzo, pero recibió un papel de colectivos feministas en una calle de Popayán que decían: “Ninguna violencia hacia la mujer es natural”. Esta frase detonó la curiosidad por combinar su ejercicio de autoridad con la defensa de los derechos de las mujeres.
Carolina Sánchez emprendió su camino organizativo después de no haber podido entrar a estudiar en la universidad por falta de recursos. Entonces decidió organizarse con jóvenes de su barrio con quiénes compartían la misma condición. Como resultado se unieron a ORDEURCA, cuya fuerza fundacional se había venido construyendo desde sectores sociales sin techo. Carolina es la primera mujer en llegar a la comisión política de la organización y hacer parte de la representación legal. Para el 2012, ORDEURCA se adhirió a la agenda de paz de las mujeres del Cauca integrando con Carolina el comité dinamizador de la misma. Pertenecer a ese proceso más amplio, donde confluyen diferentes sectores, le cambió la perspectiva y es así como empiezan a nacer preguntas sobre el trabajo con mujeres y sobre las condiciones de ellas en su territorio campesino.
Prepararse para ver el firmamento
Para ver el firmamento y las estrellas que lo habitan existen pasos de preparación, el primero de ellos es alejarse de la ciudad y su luz artificial, evitar las noches de luna y detenerse un buen tiempo a mirar el cielo. Las dos mujeres que habitan este texto, Nelly y Carolina, tuvieron que adaptar sus ojos para ver su proceso organizativo con lentes de mujer. Carolina cuenta que ORDEURCA funciona por medio de una de sus asambleas, el trabajar por la participación política de las mujeres en la organización, pues históricamente habían estado vinculadas a las tareas de alimentación y registro de momentos importantes por medio de relatorías y resúmenes de encuentros. Una vez ese mandato se consolida, ella, acompañada de mujeres urbanas, empieza a trabajar con las campesinas de la vereda Antonmoreno. En ese trasegar Carolina se dio cuenta que “la vida de las mujeres campesinas es un total desastre, no podía ver una luz en ese contexto, era todo oscuro o quizás, demasiado claro y enceguecedor”.
Nelly por su parte reconoce que sanar o escuchar a otra mujer es el proceso más complicado: “yo no digo que uno sana sus dolores, sino que uno acepta que puede cambiar lo que originó esa situación. Yo no sé si eso sea sanar, yo digo que una se sana cuando se libera, y las mujeres no nos hemos liberado de muchos pesos que tenemos: individuales, colectivos, familiares, violencias de otros, de hijos e hijas, de compañeros, de padres y de madres; a veces buscamos sanar a otras cuando tenemos violencias propias y eso es lo más difícil”.
ORDEURCA organiza en asamblea el trabajo por el papel de la mujer dentro de la organización. A partir de ahí se han reunido en asamblea de mujeres, en donde construyen estrategias propias de incidencia dentro y fuera de la organización. Por su parte, en el CRIC el Programa Mujer se creó en 1993, en Corinto, durante el noveno congreso de la organización. Aunque ellas no hablan de nacimiento, pues las mujeres han estado vinculadas al proceso desde las primeras recuperaciones de tierra. Otro de los hitos importantes es la construcción, en el año 2005, del décimo punto de la plataforma de lucha para el CRIC, durante el Congreso en Caldono: la defensa de la familia.
Al estar en un lugar oscuro nuestros ojos tardan en acostumbrarse a la penumbra, en identificar la luz de las estrellas y en descubrir las líneas imaginarias trazadas entre ellas. Los escenarios de participación política son aún cuestionados por compañeros y compañeras de las organizaciones, e incluso son acusadas de quebrar lazos familiares, comunitarios y organizativos por su idea de construir perspectivas de defensa de los derechos de las mujeres.
Constelaciones imaginadas
La siembra para el futuro dependerá de ver constelaciones en el firmamento, poder hablar con ellas, entender y acercarnos a su experiencia, los caminos y trochas abiertos por Nelly y Carolina obligan a usar la memoria como la mejor herramienta del caminar político, destruir la misoginia y el patriarcado pasa en primera medida por reconocer los pasos dados por otras. Carolina lo manifiesta en su concepción de poder, la idea de transformar liderazgos que no perpetúen una sola voz es también una forma de abrir camino a mujeres. Nelly sigue ejerciendo desde la cotidianeidad su papel de defensora de los derechos de las mujeres, aunque ya no hace parte del programa mujer, su ejercicio de gobernadora la ha llevado a construir territorios libres de violencias contra las mujeres, ahora en su propio territorio.
Es posible dibujar una línea imaginaria entre las vivencias de Nelly y Carolina, identificar nuevas constelaciones de resistencia entre lo campesino y lo indígena y hacer memoria para caminar el presente y construir un nuevo futuro para todas.
Constelaciones históricas surge de una conversación entre dos mujeres caucanas quienes se encuentran en la muestra fotográfica Históricas: memorias del movimiento de mujeres en el Cauca.